lunes, 9 de mayo de 2011

Tiempo...

                                                                  Foto cortesía @girado.
      Nueve horas de trabajo diario, dos de transporte, la hora de la comida. Y una vez que llegas a casa, preparar la cena y el tupper, ocuparte de que al día siguiente te quede ropa limpia con la que salir a la calle o platos en los que comer la escasa comida que aún queda en el congelador, dormir (y ya no digo ocho horas)... Y a todo esto sácale un poco de tiempo para todos los grupos de amigos (del "cole", la universidad, el barrio, infancia... esto de ser sociable es muy malo), comer con la familia... Sin descuidar el currículum: actualizaciones, reenvíos, cursos, blogs y redes sociales profesionales para recordar a los medios de comunicación que sigues vivo...

     ¿Acaso alguien puede sobrevivir a una lista tan extensa de "tengo que" sin morir en el intento? Y me estoy dejando en el tintero mis tiempos de relax absoluto, las curas de sueño de los sábados, mis series en el ordenador (imprescindible), la lectura, escribir...

     Estoy convencida de que la sociedad actual pertenece a los que se dedican totalmente al trabajo y olvidan que ganan dinero para poder gastarlo fuera de la oficina. ¿O acaso hay alguien que mantenga trabajo, vida social y privada todo al mismo tiempo y además conserve intacta su salud?  (Nota. Si alguien ha contestado "yo", por favor, que me diga cómo).
 
     Tiempo... sólo pido eso.

     Una hora más al día. Sólo una más. Pero ¿para qué? ¿para dormir? ¿para llevar más al día las tareas domésticas? ¿Para ver a todos los amigos olvidados (y así llegar aún más tarde a casa y arrastrar aún más sueño)? ¿Para terminar de arreglar la casa en la que ya llevas viviendo un año? No, no sueñes. Seguro que si las empresas se enteraran de que el día tiene una hora más, nos obligarían a quedarnos sesenta minutos extras pegados a la silla (por el mismo sueldo, claro).

     Sé que todo es cuestión de organización, de tomárselo con perspectiva, de no querer abarcar más de lo posible, de no vivir como aquel conejo en el país de las Maravillas, corriendo pegado a un reloj... Pero la mente es poderosa y no siempre es posible autoconvencerse. Sin embargo, acontecimientos recientes en mi vida (o más bien en mi trabajo) me han hecho reflexionar sobre qué es lo que quiero y qué estoy dispuesta a dar paara conseguirlo.

     Es por eso que, unos meses después de mi primer intento, vuelvo a convertirme en la abejita de ese blog que un día cree. Un blog-pensadero como el de Dumbledore en el que escribir lo que abarrota mi mente en cada momento sin esperar a que alguien me dé voz.

1 comentario:

  1. Cada vez que me quejo de que tengo poco tiempo, alguien muy importante para mi me recuerda esta canción.
    http://youtu.be/nFmPDXjgP40
    Espero que te sirva de ayuda...

    ¡Ánimo AnnA!

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