jueves, 19 de mayo de 2011

Democracia real: una pequeña contribución

     Desde que hace unos años entramos en crisis, no he dejado de escuchar "¿qué tiene que pasar para que la gente salga a protestar a la calle?" Pues bien, ya se han tomado las calles. Pero ahora tildan esas manifestaciones populares de antisistema, dicen que influyen sobre los resultados de las próximas elecciones (no sabía que el pueblo tenía unas fechas específicas para poder hacer la revolución), les restan validez diciendo que son "los partidos políticos de izquierdas" los que manejan estas manifestaciones...

Reacciones políticas

     Cuando comenzó todo, anunciado a penas por breves piezas de 30 segundos en algunos telediarios, los distintos grupos políticos se posicionaban, en su gran mayoría, en contra. Desde el gobierno, el PSOE ha llegado a alabar el movimiento y a reconocerle su parte de razón a algunas de las reivindicaciones de ¡Democracia Real Ya!. Carme Chacón decía hace unos días que "algunas de las cosas que piden los manifestantes no son tan irrealizables". Pero, a tres días de las elecciones, estas palabras sólo suenan a una maniobra electoral para rascar el mayor número de votos posibles ante lo que parece una inminente debacle electoral.

     Por otro lado, PP y medios de comunicación afines acusaban en los inicios a los partidos de izquierdas de ser los organizadores del movimiento 15-M. Niegan la posibilidad de que el pueblo haya pensado por sí mismo, de que se haya cansado de aguantar y aguantar. Incluso hoy, cuatro días después de la primera manifestación, políticos como Esperanza Aguirre se permite el lujo de comparar al movimiento "Democracia real" con tiempos de Franco: "Cualquier apellido que se le añada a la democracia, no hace más que degradarla. Franco, a lo que había en España, lo llamaba democracia orgánica". Pero lo peor de todo es que ni siquiera ha sido capaz de presentar una opinión propia (esta misma comparación la hacía días antes un periodista de radio). Y, cómo no, ahora el escritor César Vidal ha conseguido ver detrás de estos movimientos a... ETA. Incomprensible.

Apellidos
 
      Pues bien, sólo tengo dos palabras: Democracia Parlamentaria. Esa que ofrece a los políticos carta blanca para hacer lo que quieran una vez que hayan accedido a los escaños, esa que a duras penas presenta dos opciones posibles como si fueran las únicas existentes, esa que permite a políticos encausados judicialmente volver a presentarse una y otra vez a las elecciones... ¿Necesitamos un cambio o no?


     Y puestos a hablar de nombres, dicen que los acampados y manifestantes, son jóvenes. Claro, siempre son los jóvenes los que comienzan las revoluciones. Ellos son los que tienen la fuerza y la valentía para protestar y contagiar el ánimo al resto del pueblo. También les llaman "antisistemas". Pero quiero resaltar una cosa. Los acampados de Sol llevan cuatro días en la calle y los medios, y ninguno ha sido capaz de encontrar noticias de incidentes con los que poder desprestigiar su mensaje o al grupo en su conjunto. Por algo será. Intereconomía incluso se vanagloria de llamarles "perroflautas" (O bien no tienen muy claro qué es un perroflauta o no han visto a la gente que llena Sol, todo hay que decirlo, siendo los únicos que tienen emisión en directo y continuo). No están pidiendo el fin de la democracia. Ni siquiera el voto para un partido concreto. Sólo cambios en el sistema. Más voz para el pueblo.

     También dicen que lo que mueve este movimiento es el alto nivel de paro en España. Mariano Rajoy lo atribuye exclusivamente a esto. Dicen que en Sol se han reunido los parados. Creo que olvidan (a propósito) que las mayores concentraciones se realizan a partir de las 20:00, el final de la jornada laboral.

     Pero no nos engañemos, en el centro de Madrid (y el resto de ciudades que secundan el movimiento en sus principales plazas o junto a las embajadas españolas en el extranjero) no sólo hay "niños", parados o "izquierdosos". Por fin alguien se ha atrevido a gritar lo que toda España pensaba. Y está claro que esto asusta a los políticos, que no están acostumbrados a que les echen nada en cara hagan lo que hagan.

     Hay gente que piensa que los movimientos 15-M, Democracia real o No les votes no llegará a ninguna parte. Incluso cuestionan sus orígenes 2.0. Puede que tengan razón, pero si no lo intentamos nunca lo sabremos. De alguna forma tendremos que empezar. Puede que gracias a esos primeros "peones de ajedrez", otras piezas del tablero despierten y den rienda suelta a tanto sentimiento acallado por el astío de una sociedad en crisis a todos los niveles.
 
Seguimiento internacional

     La revolución pacífica de las calles está cobrando tanta importancia que hoy somos portada de periódicos tan lejanos como el Washington Post o el New York Times, televisiones como la británica BBC, y periódicos a lo largo de toda Europa. Pero si en España ya hay confusión sobre lo que pretenden los acampados, la cobertura mundial no se aleja mucho. Dicen que los levantamientos del Norte de África se han contagiado a España (Puede. Quizá antes no nos hubiéramos atrevido). Desde Italia dicen que es un levantamiento contra el gobierno de Zapatero, en la misma línea que La Razón aquí en España con su titular "Boicot a la democracia".

La última palabra

      Pero la primera forma de demostrar que sirve de algo, será ir a las urnas el domingo 22 de mayo. Pero ¿cómo actuar dentro de este desencanto general? No votar o votar en blanco es básicamente aceptar la mayoría (de nuevo PP o de nuevo PSOE). Y votar a otro partido fuera del bipartidismo simplemente como castigo a los dos grandes grupos, tampoco parece tener mucho sentido. Ninguno parece aprovechar este momento para subir en las encuestas o en las urnas. ¿Qué hacer?

Tenemos tres días para averiguarlo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Tiempo...

                                                                  Foto cortesía @girado.
      Nueve horas de trabajo diario, dos de transporte, la hora de la comida. Y una vez que llegas a casa, preparar la cena y el tupper, ocuparte de que al día siguiente te quede ropa limpia con la que salir a la calle o platos en los que comer la escasa comida que aún queda en el congelador, dormir (y ya no digo ocho horas)... Y a todo esto sácale un poco de tiempo para todos los grupos de amigos (del "cole", la universidad, el barrio, infancia... esto de ser sociable es muy malo), comer con la familia... Sin descuidar el currículum: actualizaciones, reenvíos, cursos, blogs y redes sociales profesionales para recordar a los medios de comunicación que sigues vivo...

     ¿Acaso alguien puede sobrevivir a una lista tan extensa de "tengo que" sin morir en el intento? Y me estoy dejando en el tintero mis tiempos de relax absoluto, las curas de sueño de los sábados, mis series en el ordenador (imprescindible), la lectura, escribir...

     Estoy convencida de que la sociedad actual pertenece a los que se dedican totalmente al trabajo y olvidan que ganan dinero para poder gastarlo fuera de la oficina. ¿O acaso hay alguien que mantenga trabajo, vida social y privada todo al mismo tiempo y además conserve intacta su salud?  (Nota. Si alguien ha contestado "yo", por favor, que me diga cómo).
 
     Tiempo... sólo pido eso.

     Una hora más al día. Sólo una más. Pero ¿para qué? ¿para dormir? ¿para llevar más al día las tareas domésticas? ¿Para ver a todos los amigos olvidados (y así llegar aún más tarde a casa y arrastrar aún más sueño)? ¿Para terminar de arreglar la casa en la que ya llevas viviendo un año? No, no sueñes. Seguro que si las empresas se enteraran de que el día tiene una hora más, nos obligarían a quedarnos sesenta minutos extras pegados a la silla (por el mismo sueldo, claro).

     Sé que todo es cuestión de organización, de tomárselo con perspectiva, de no querer abarcar más de lo posible, de no vivir como aquel conejo en el país de las Maravillas, corriendo pegado a un reloj... Pero la mente es poderosa y no siempre es posible autoconvencerse. Sin embargo, acontecimientos recientes en mi vida (o más bien en mi trabajo) me han hecho reflexionar sobre qué es lo que quiero y qué estoy dispuesta a dar paara conseguirlo.

     Es por eso que, unos meses después de mi primer intento, vuelvo a convertirme en la abejita de ese blog que un día cree. Un blog-pensadero como el de Dumbledore en el que escribir lo que abarrota mi mente en cada momento sin esperar a que alguien me dé voz.